"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

domingo, 7 de febrero de 2016

El bloqueo de EEUU a Cuba cumple hoy 54 años

Publicado en: Bloqueo contra Cuba


Foto: Tomada de www.radiorebelde.cu

Por Gabriela Toro

Estados Unidos (EEUU) mantiene desde el 7 de febrero de 1962 un bloqueo total contra Cuba, que puede ser considerado como el genocidio más largo de la historia, debido a sus políticas dirigidas esencialmente a socavar puntos vitales de la defensa y la economía de la isla caribeña.

Hace 54 años el entonces presidente de los EEUU, John F. Kennedy, mediante la Sección 620a de la Ley de Ayuda Extranjera (de septiembre de 1961), declaró el bloqueo total contra la isla, después de años aplicando este tipo de medidas de manera progresiva, como parte de sus políticas imperiales, luego de que el 1 de enero de 1959 las fuerzas revolucionarias de Cuba culminaran con el régimen dictatorial de Fulgencio Batista, movimiento liderado por Fidel Castro.

Las nuevas medidas adoptadas por el Gobierno Revolucionario en Cuba estaban destinadas a recuperar las riquezas del país y ponerlas al servicio del pueblo, hecho que afectó los intereses de los grandes monopolios estadounideses, que durante más de medio siglo habían saqueado los recursos de la isla e influido directamente en su política interna.

Precisamente, la decisión de actuar con plena independencia y producir cambios decisivos en las políticas económicas y sociales de la isla, para una mayor estabilidad de su pueblo, constituyó el detonante histórico entre los dos países. EEUU respondió rápidamente y de manera brutal con sanciones encaminadas a doblegar la revolución cubana con un bloqueo total dirigido con guerra económica.

Las políticas de bloqueo comenzaron en febrero de 1959, y cada vez se hacían más evidentes y graves desde la no aprobación de un modesto crédito solicitado para sostener la moneda cubana; la restricción de exportación de combustible a Cuba por parte de las transnacionales Esso, Texaco y Shell, en 1960; la prohibición de exportaciones norteamericanas a la isla, con la excepción de alimentos, medicinas y equipos médicos, no incluidos en subsidios; la ruptura de relaciones diplomáticas de EEUU con Cuba, el 3 de enero de 1961; y una intensa maniobra estadounidense en la Organización de Estados Americanos (OEA) para que la mayoría de los países latinoamericanos rompieran relaciones con la isla.

En su intenso juego imperial EEUU además implantó formalmente, en febrero de 1962, el “embargo” total del comercio con Cuba; así como la prohibición de entrada en territorio norteamericano de cualquier producto elaborado, total o parcialmente, con productos de origen cubano, aunque fuese en un tercer país; en 1963 se prohibieron todas las transacciones con Cuba y se congelaron los valores del Estado cubano dentro de territorio estadounidense; y en mayo de 1964 el Departamento de Comercio norteamericano implantó la prohibición total de embarques de alimentos y medicinas a Cuba, aunque en la práctica éstas ya no se efectuaban.

No puede hablarse de un “embargo” al hacer referencia a las acciones ejercidas contra Cuba por parte del gobierno de EEUU, por el contrario, se tipifican como un bloqueo, una medida de guerra, para conseguir el aislamiento, con el propósito de llevar al pueblo a claudicar en su decisión de ser soberano e independiente, con una rendición por la fuerza o por el hambre.
Bloqueo no surtió efecto

El 17 de diciembre de 2014, EEUU y Cuba anunciaron la decisión de restablecer relaciones diplomáticas, y el actual presidente estadounidense, Barack Obama, reconoció que el bloqueo no surtió efecto.

Para llegar a este acuerdo de restablecer las relaciones Obama y Raúl Castro, presidente de Cuba, establecieron una serie de negociaciones, que presentaron ciertos avances como el regreso a la isla caribeña, el mismo 17 de diciembre, de Gerardo Hernández, Ramón Labaniño y Antonio Guerrero, que se unieron a René y Fernando González (ya libres en aquel momento), tras permanecer injustamente encarcelados en territorio estadounidense.

Igualmente, se restablecieron las relaciones diplomáticas y se reabrieron las embajadas en ambos países, lo cual estuvo precedido de la rectificación de la injusta designación de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo. Se expandió la cooperación ya existente en temas de interés mutuo, como la seguridad aérea y de la aviación; y el enfrentamiento al narcotráfico, la emigración ilegal, el tráfico de emigrantes y el fraude migratorio.

No obstante, Raúl Castro ha sido enfático al expresar que el pueblo cubano no renunciará a los principios e ideales por los que ha luchado; las exigencias históricas de respeto a su soberanía para poder establecer relaciones bilaterales con el gobierno de EEUU, y el cese inmediato al bloqueo económico, comercial y financiero contra la isla.

“El pueblo cubano no renunciará a los principios e ideales por los que varias generaciones de cubanos han luchado a lo largo de este último medio siglo. El derecho de todo Estado a elegir el sistema económico, político y social que desee, sin injerencia de ninguna forma, debe ser respetado”, señaló Raúl al cumplirse un año del anuncio del acuerdo para restablecer relaciones entre ambas naciones.

(Con información de AVN)

La ONU adoptará una nueva resolución tras el lanzamiento del satélite de Corea del Norte


Publicado: 7 feb 2016 17:34 GMT | Última actualización: 7 feb 2016 18:45 GMT

Tras la reunión de urgencia, el Consejo de Seguridad de la ONU ha condenado el lanzamiento del satélite por parte de Corea del Norte.

Los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU han mantenido una reunión de urgencia para discutir la prueba de la tecnología de misiles balísticos realizada por Corea del Norte. Tras la reunión, el Consejo de Seguridad ha condenado el lanzamiento del satélite por parte de Corea del Norte.

Los miembros del Consejo han subrayado que estas acciones, aunque se caractericen "como lanzamiento de satélite", contribuyen al desarrollo de la potencia nuclear de Corea del Norte, y por lo tanto violan seriamente las resoluciones del Consejo Seguridad de la ONU.

Además, se ha reafirmado que el Consejo planea emitir una nueva resolución en la que va a establecer unas medidas significativas en respuesta a la prueba nuclear de Corea del Norte realizada en enero. Los participantes de la reunión han señalado que tomaron esta decisión de acuerdo con las intenciones previas y con la gravedad de la más reciente violación de las obligaciones internacionales por parte de Pionyang.

Este domingo Corea del Norte ha informado sobre el éxito del lanzamiento del satélite Kwangmyongsong-4 (Estrella Brillante). Estados Unidos y Corea del Sur, a su vez, insisten que este lanzamiento de prueba forma parte del proyecto de Pionyang para construir un misil balístico de largo alcance.

Susana Lee, Pedro Méndez y Luis Orlando Pantoja: Premios Nacionales de Periodismo "José Martí" 2016

Escrito por Cubaperiodistas

Los colegas Susana Lee López, Pedro Méndez Suárez y Luis Orlando Pantoja Veitíafueron los merecedores del Premio Nacional de Periodismo José Martí, Por la obra de la vida, correspondientes a este año 2016, según se dio a conocer este viernes 5 de febrero, en la sede de la Upec, en La Habana.

Según resaltó Belkys Pérez Cruz, Vicepresidenta de la Upec, en esta ocasión se decidió, por la Presidencia Nacional de la organización, otorgar de forma excepcional tres premios, como homenaje al cumpleaños 90 del líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro, quien también ostenta dicho Premio, además de ser un fiel defensor del papel de la prensa en nuestra sociedad.


En la ocasión, también fueron anunciados los Premios Anuales Juan Gualberto Gómez, por la obra del año, en las diferentes categorías. Los presidentes de los jurados destacaron la calidad de las obras presentadas y lo difícil que fue poder definir a los ganadores entre tanta calidad y diversidad.

En Televisión el premio fue para Milenys Torres del Sistema Informativo de la Televisión Cubana y menciones para Yordanis Laurencio y el equipo de la Mesa Redonda. En radio, premio para Angélica Paredes, de Radio Rebelde y obtuvo mención Arelis Garcia, de Radio Sancti Spiritus.

Estos premios serán entregados en ceremonia en el Memorial José Martí, de la Plaza de la Revolución, el próximo 11 de marzo, en una de las principales actividades de este año durante la Jornada de la Prensa Cubana.

En periodismo Gráfico el premio fue para el fotorreportero Ricardo López Hevia, y menciones para Carlos A Falcón y el equipo de la revista Alma Mater. En periodismo Digital el honor fue para Rosa Miriam Elizalde, del sitio web Cubadebate, y se otorgó una mención a Giselle Morales, del semanario Escambray. En prensa escrita Katia Siberia, del semanario Invasor, fue la merecedora del premio, mientras obtuvo mención Sergio A. Gómez, del periódico Granma.

Cubaperiodistas felicita a los laureados con los Premios y Menciones, así como a todos los colegas que integraron la candidatura este año, y merecen reconocimiento. A continuación, publicamos las actas de los jurados.

ACTA DEL PREMIO NACIONAL DE PERIODISMO JOSÉ MARTÍ 2016.

Una celebración que nos llena de regocijo enmarca, en este año 2016, la entrega del Premio Nacional de Periodismo José Martí, por la obra de la vida, y merece un regalo grande del gremio a quien ha sido uno de sus mentores —el principal— e integrante que nos honra, el cumpleaños 90 de nuestro Comandante. Suficiente razón para que la Presidencia de la Unión de Periodistas de Cuba y el Jurado del Premio, en una noticia que alegra, hayan acordado entregar tres galardones bien merecidos.


Dos hombres y una mujer, maestros de la profesión en tres medios de expresión diferentes — gráfica, radio y prensa impresa—, y ejemplos de modestia y calidad humana, nos representan en esta ocasión tan especial Sus trayectorias de vida avalan la justeza de la elección y la riqueza del presente que colectivamente hacemos a Fidel: un periodismo fiel a la Revolución, con filo para advertir y con la fuerza del pueblo y de la verdad que defendemos.

La dama no se hace esperar. Llega acompañada de su experiencia, organización, laboriosidad, consagración y sensibilidad humana, y como siempre, tocando a fondo los problemas y los goces de la cotidianidad de los cubanos, para los que parece que tiene la llave que trajo desde su Cerro natal y de la sabia China de sus ancestros. Apenas una adolescente, su «carrera a la carrera», la inició tan tempranamente que puede contar 53 años de oficio sumados casi todos en Mella, Hoy, Juventud Rebelde y Granma. Y la que «despuntaba» como periodista hizo profesión para que podamos leer la reseña histórica de la Revolución con detalle, precisión investigativa y confiabilidad, plasmada en un diarismo profundo y profuso, tan necesario para la información pública, ya sea ejercido con su nombre o desde el anonimato también creativo. Su caudal de información y conocimientos, su persistente búsqueda de la exactitud, las comparte solidariamente con los colegas de cualquier medio y se le reconoce esa maestría. Nunca ha pretendido brillar, pero su obra irradia excepcionalidad desde la modestia. Es La China, Susana de la Caridad Lee López.


Uno de ellos, nacido en la finca La Cepa, en la Placetas villaclareña, hace casi 70 años, está investido de un don natural que se lleva en las venas, particular talento con la diestra y a la zurda, y con él expresa su gracejo, perspicacia y agudeza criollas mediante la línea definida, de trazos únicos, autentificados con sello de excelencia, que le ha convertido en un hombre de éxito en el periodismo humorístico. Fundador del Melaíto y su director por 44 años —sin duda un record más que difícil de alcanzar y digno de figurar en algún libro famoso—, la caricatura política y el humor costumbrista, tienen en él un líder inteligente y versátil tanto por su obra de creación personal, distinguida y buscada por la prensa nacional e internacional, como por la labor colectiva del periódico de vanguardia donde ha formado a generaciones talentosas, también reconocidas.

Con 20 premios internacionales a su haber y una lista incontable en la nación, todos sabemos ya su nombre y firma: Pedro José Méndez Suárez.

Sin irnos de Villa Clara, en Ranchuelo, al parecer con un filoso machete de palabras como pan debajo del brazo, nació este hombre que la lucha clandestina frente al batistato unió a otros que empuñaban el arma del periodismo, como Ernesto Vera, Manolo García y Carlos Franqui. En ese renacimiento se formó el espíritu inquieto, con sed de justicia, la voz propia y sin miedo, de estilo pugnaz, que ha sentado cátedra lo mismo en Ecuador, en emisoras nacionales en La Habana, o en provincias como la suya tan querida, allí donde ha quedado enraizada está personalidad rotunda del periodismo con brújula, rebelde, consecuente y de tirador franco —que no de francotirador—, con el cual ha dejado una fuerte huella de excelencia, versatilidad y reflexión inteligente y problémica. Así es Luis Orlando Pantoja Veitía.

Con fecha 5 de febrero de 2016, firman la presente los integrantes del jurado:
Juana Carrasco
Presidenta
José Alejandro Rodríguez Elson Concepción Rafael Hojas
Irma Cáceres Pérez Gladys Rubio Héctor Martínez
José Aurelio Paz Enrique Ojito Ariel Terrero
Juan Ayús Juvenal Balán Federico Moros
Miosotis Fabelo Abel Falcón Andy Duardo

PREMIOS JUAN GUALBERTO GOMEZ, POR LA OBRA DEL AÑO
ACTA DEL JURADO DE TELEVISION

El Jurado en la categoría de Televisión, reunido en la sede de la Upec, los días 3, 4 y 5 de febrero de 2016, e integradopor Gladys Rubio, Héctor Martínez e Irma Cáceres como presidenta llegó a la siguiente conclusión:

El jurado hizo un profundo análisis de las diez propuestas, de ellas 7 de Telecentros Provinciales y Municipales y 3 de la Televisión Nacional.

Decidió otorgar dos menciones:

-Por el conjunto de la muestra presentada donde descuella la cobertura de la labor de la Brigadas Médicas cubanas en Africa occidental, en el combate al ébola a Yordanis Rodríguez laurencio, de Tele Cristal, Holguín.

-Por un trabajo sostenido durante el año, que ha abordado con eficacia los más importantes y disímiles temas de la actualidad nacional de una manera creativa y con una visualidad renovada se otorga mención al Equipo de información de la Mesa Redonda.

En su examen decidió otorgar el Premio, por la Obra del Año, a quien conjugó en la etapa una esmerada calidad y a la vez una permanente presencia en los espacios informativos… Abordó diversos temas de la sociedad cubana y de gran importancia también en el plano internacional.

Su obra alcanzó todos los géneros periodísticos y las más disímiles temáticas del acontecer nacional. Sus trabajos relacionados con el sector de la salud resultaron de gran impacto en la población al abordar problemáticas de gran sensibilidad como la distribución de medicamentos el combate contra el dengue, la lucha de los médicos cubanos al Ébola y la higiene en la ciudad, entre otros. Utilizó un lenguaje claro, directo, profundo y a la vez con gran sensibilidad, creatividad y humanismo.

Avalan su trabajo la valoración oportuna de la presencia en cámara y el uso cuidadoso de la lengua española. Es destacable una búsqueda constante, en aras de la originalidad e interés de la vida cotidiana.

Por todo lo señalado se entrega el Premio Anual de Periodismo, en Televisión a: Milenys Torres Labrada del Sistema Informativo de la Televisión cubana. Y para que así conste firman:

Irma Cáceres Pérez Gladys Rubio Héctor Martínez

ACTA DEL JURADO DE RADIO

Luego de evaluar la obra de 13 candidatos al Premio Anual de Periodismo Juan Gualberto Gómez en la categoría de radio, el jurado integrado por Miozotis Fabelo, presidenta, Andy Duardo y Abel Falcón, acordó por unanimidad.

Primero: Por la variedad temática y de género de una muestra que trasciende por su humanismo, el contraste de fuentes, la sagacidad y el tratamiento ameno de diversas polémicas de la realidad en Cuba y en Venezuela, el jurado acordó otorgar Mención a: Arelys García Acosta, de Radio Sancti Spíritus.

Segundo: Por el rigor, en contenido y forma, al abordar varios de los sucesos de mayor complejidad y trascendencia en el panorama informativo nacional e internacional como las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos; la apertura de embajadas en Washington y La Habana; la visita de su Santidad el Papa Francisco a la Isla y la Cumbre de Panamá… Por el poder de convencimiento periodístico, la seguridad y la versatilidad demostradas a través de reportes en vivo y grabados…Por ser una muestra que revela el buen oficio, siempre en defensa de la inmediatez y el interés social de la noticia, el jurado acordó otorgar el premio a: Angélica Paredes López, de la emisora Radio Rebelde.

La Habana, 5 de febrero de 2016.

Miosotis Fabelo Andy Duardo Abel Falcón

ACTA DEL JURADO DE PERIODISMO GRAFICO

El jurado de periodismo gráfico convocado por la Upec, reunido en su sede, el 3 de febrero e integrado por Freddy Moros, Juvenal Balán y Juan Ayús, como Presidente, declaran que evaluaron las obras correspondientes a las manifestaciones de diseño gráfico, fotografía, humorismo, audiovisual, infografía e ilustración.

Los numerosos trabajos enviados corresponden a siete provincias y el Municipio Especial para un 50 % de participación, perteneciente a diez órganos de prensa, un bloque político y cuatro al bloque de prensa escrita. Los periodistas gráficos que participaron fueron 16.

El jurado por unanimidad, acordó otorgar el premio de Periodismo Gráfico a un profesional que se caracteriza por la excelencia de la obra desarrollada en el año 2015, presentando una selección adecuada y representativa de su trabajo, el cual muestra una composición, calidad técnica y congelación de la acción en el momento preciso y por la intencionalidad de sus fotogramas.

En el año, según consta en la documentación presentada, publicó en las páginas de su diario 505 fotos de las cuales se estimularon 35, además de la cobertura de la Serie del Caribe de pelota y de publicar en otros medios nacionales e internacionales.

A este resultado se suma el haber obtenido el Premio en el Concurso de Periodismo Deportivo José González Barros de la Upec, en la categoría de fotografía y el Primer Premio Internacional de Fotografía Deportiva SPORT Media.

Recibe el Premio Anual Juan Gualberto Gómez de la Upec, en la categoría de Periodismo Gráfico el fotorreportero del Diario Granma, Ricardo López Hevia.

El jurado consideró oportuno otorgar una Primera Mención al creador de un trabajo excepcional y distinguido por sus valores conceptuales y estéticos y por una prolija producción.

Su estilo depurado y contemporáneo se sustenta en un poder de síntesis del discurso gráfico, un dominio de la línea y de elementos simbólicos de sorprendente visualidad.

Es un activo profesional reconocido y multipremiado, que participa de manera destacada en el diario de la Juventud Cubana y en otros medios nacionales e internacionales.

Mención para el humorista, ilustrador, diseñador gráfico del periódico Juventud Rebelde, Carlos Alejandro Falcó Chang (FALCO).

El jurado valoró otorgar, como Mención, el diseño e ilustración, con eficacia y pulcritud relevante, mostrada en los nueve números de la revista Alma mater, por el equipo creativo de Alejandro Fernández y Víctor Carralero.

Para que así conste firman:

Juan Ayús Juvenal Balán Federico Moros

ACTA DEL JURADO DE PERIODISMO DIGITAL

El Jurado del Premio Juan Gualberto Gómez por la obra del año 2015 en periodismo digital, integrado por Ariel Terrero, Rafael Hojas y Enrique Ojito, decidió otorgar mención especial a una polemista de estilo brillante, que como miembro de la dirección del periódico Escambray, de Sancti Spíritus, intervinó en el rediseño del sitio web de esta publicación, para incorporar herramientas dela web 2.0 y del periodismo hipermedia.

Los comentarios y crónicas exclusivos que publica en su blog personal, Cuba Profunda, han ganado repercusión en medios nacionales y del extranjero por la combinación acertada de un estilo fresco y la defensa audaz de su opinión acerca de conflictos y realidades de la vida cotidiana. La mención especial es para Giselle Morales.

El jurado otorgó el Premio Juan Gualberto Gómez de Periodismo Digital por la obra del año a una periodista que en 2015 se superó a sí misma, un ascenso que parecía difícil después de varios años con una labor sobresaliente. A la eficaz conducción del equipo de periodistas de su mediosumó una cobertura brillante, como enviada especial, de sucesos relevantes en la arena internacional: el proceso hacia la normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, los viajes del Papa Francisco a ambos países y la Cumbre de las Américas de Panamá. Los reportes de estos acontecimientos se distinguieron por la profundidad y sagacidad política.

Su labor como editora principal del sitio cubano de mayor visibilidad en la web, con más de un millón de visitantes por mes, la comparte con una producción prolífica de artículos, crónicas y reportajes de prosa brillante y análisis agudos, sobre temas de gran complejidad política y cultural. Es una de las firmas con mayor número de trabajos publicados en Cubadebate.

Con unainfatigable vocación de estudio e innovación, ha contribuido a mantener ese sitio en la avanzada del periodismo hipermedia.
A la elegancia del verbo y la madurez de sus juicios, uneel empleo eficaz de recursos de la web 2.0 tanto en sus artículos de Cubadebate como en las crónicas y comentarios del blog personal, Desbloqueando Cuba, que estrenó en este año.

Por la intensa labor académica que ha desarrollado a la par, el Ministerio de Educación Superior premió en 2015 como Mejor Investigación en Ciencias Sociales el estudio con que obtuvo Rosa Miriam Elizalde el doctorado en Ciencias de la Comunicación.

Ariel Terrero,    Enrique Ojito Rafael Hojas

ACTA DEL JURADO DE PRENSA ESCRITA

A las 9:00 de la mañana del viernes 5 de febrero de 2016, el jurado de prensa escrita del Premio Anual de Periodismo "Juan Gualberto Gómez", integrado por los periodistas Elson Concepción Pérez, José Alejandro Rodríguez y José Aurelio Paz, luego de analizar a profundidad las 23 candidaturas presentadas por distintas delegaciones de base del país, decidió,por unanimidad,lo siguiente:

Primero: Por el alto calibre político del conjunto y la agudeza en el tratamiento de la temática internacional desde una visión profunda, y dentro de ella, la sutil inteligencia con que ha sido abordado tema tan complejo como el acercamiento Cuba-Estados Unidos después de décadas de desencuentros, otorgar una mención especial al periodista Sergio Alejandro Gómez Gallo, del periódico Granma.

Segundo: Por el brillante abordaje controversial de zonas de la realidad nacional y el sector público, a través de un sobresaliente manejo del lenguaje, un estilo muy personal y un elocuente y rico empleo de géneros, destacándose dentro de ellos el llamado periodismo de investigación. Por el compromiso profesional desde la honestidad y la valentía, en un conjunto que sobresale por su integralidad y que demuestra un proceso de maduración profesional, conceder el Premio Anual de Periodismo en esta categoría, a Katia Siberia, del periódico Invasor, de Ciego de Ávila.

Asimismo el jurado quiere reconocer la alta calidad de la muestra presentada por los candidatos al Premio, a la par que continuar insistiendo en una mejor presentación de los expedientes a tono con el prestigio y la importancia del certamen.

Y para que así conste, firmamos la presente

José Aurelio Paz Elson Concepción José A. Rodríguez

El Tratado de Relaciones de 1934 y la base naval norteamericana en Guantánamo. Nuevo rostro de una ilegalidad




Territorio ocupado por la ilegal Base Naval de Guantánamo.

1934 fue un año que marcó un punto de inflexión en la historia de la República Neocolonial Burguesa. El llamado Gobierno de los Cien Días –realmente fueron 127- por el hecho de haber intentado modificar los términos de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, adoptado posiciones antiinjerencistas y tomado medidas de beneficio social –bajo el impulso fundamental de su secretario de Gobernación, Guerra y Marina, Antonio Guiteras Holmes, el héroe antiimperialista más relevante de la Revolución del 30-, pasaría a la posteridad como el único gobierno del período que no fue reconocido por Washington y contra el cual conspiró hasta facilitar su caída, dando paso a un gobierno dócil a sus intereses, presidido por el coronel Carlos Mendieta.

No obstante, las riendas del país realmente las llevaría desde la jefatura del ejército, Fulgencio Batista, convertido ya a esas alturas, en el más fiel aliado de los norteamericanos en la Isla. Completaría la tríada de poder en la Mayor de las Antillas, el embajador estadounidense, Jefferson Caffery, quien había sustituido a Sumner Welles en diciembre de 1933.

Por su parte, la crisis del sistema neocolonial burgués instaurado por el gobierno de los Estados Unidos en la Isla en 1902 había entrado en una profunda crisis desde la década del 20. Agravada por la gran depresión económica mundial de 1929 a 1933.

En medio del impacto funesto de esa crisis en los Estados Unidos, el 4 de marzo de 1933 había llegado a la Casa Blanca por el partido demócrata, Franklin Delano Roosevelt, quien enfrentó la difícil situación heredada con reformas tanto a lo interno de la sociedad estadounidense –el llamado New Deal- como en la proyección internacional del país.

Su propuesta hacia América Latina y el Caribe, sería la llamada política del Buen Vecino.“Dedicaré esta nación a la política del Buen Vecino –el vecino que resueltamente se respeta a sí mismo y por ello respeta los derechos de los otros-, el vecino que respeta sus obligaciones y respeta la santidad de los acuerdos en y con un mundo de vecinos”, expresó en su discurso inaugural.

En diciembre de 1933, durante la celebración de la Séptima Conferencia de Estados Americanos, efectuada en Montevideo, Uruguay, la administración demócrata, representada por su secretario de Estado, Cordell Hull, se comprometió solemnemente a resolver “por medios pacíficos y procedimientos multilaterales” las diferencias que pudieran surgir entre gobiernos del hemisferio occidental y a que en el futuro no emprendería, de manera unilateral, ninguna nueva “intervención militar” en el continente.

Pero esto no significaba, que los Estados Unidos renunciaban a la utilización de otros recursos indirectos y directos de injerencia en los asuntos internos de los países de América Latina y el Caribe, así como a las “intervenciones colectivas” propugnadas por el presidente Roosevelt. De lo que se trataba era que las reglas del juego para ejercer la dominación serían otras, mucho más modernizadas.

Cuba, ubicada en el traspatio más inmediato de los Estados Unidos, sería pieza clave en el diseño estratégico de Washington hacia el resto de la región.

Las sucesivas intervenciones de los Estados Unidos en el hemisferio -Haití, República Dominicana, Honduras, Panamá, Nicaragua, Cuba, México- habían lastrado profundamente la imagen del país del norte y creado dificultades para el cumplimiento de sus objetivos hegemónicos ante las constantes rebeldías desatadas, en especial en Cuba, donde el antiinjerencismo y antiplattismo de las primeras décadas del siglo XX, había ido madurado cada vez más hacia el antiimperialismo.

Lo cierto es que la Revolución del 30 no se había ido del todo a bolina, al obligar al propio sistema neocolonial burgués instaurado, a recomponer su hegemonía a través de ciertas concesiones a los reclamos populares en la búsqueda de un mayor consenso, que garantizara la supervivencia del régimen y que no hubiera más revolución en Cuba.

A esas alturas, el imperialismo norteamericano tenía no pocas condiciones para llevar adelante ese proyecto de recomposición hegemónica y reformulación de la dominación burguesa neocolonial, luego de tres décadas de creación laboriosa de las bases y prácticas necesarias de dominación económica y política con el fin de afianzar sus intereses expoliadores en la Isla por largo tiempo.

El poder económico y financiero estaba prácticamente en sus manos, lo que les garantizaba en gran medida el poder político.

El nuevo tratado de reciprocidad comercial que firmarían ambos países en 1934 se encargaría de fijar aún más las cadenas de la dominación económica sobre la Isla. Bajo esas condiciones la administración Roosevelt no tenía necesidad de desembarcar los marines para subyugar a Cuba. La Enmienda Platt no era ya un recurso de dominación imprescindible y su abrogación más que posible, resultaba útil a la imagen de “Buen Vecino” que Washington quería vender al resto de los países latinoamericanos y caribeños, en un momento de crisis de su economía y disputa por los mercados internacionales -en especial en Asia-Pacífico- frente a otras potencias de la época como: Japón, Alemania e Inglaterra.

El célebre historiador cubano Ramiro Guerra, captaba con gran precisión el momento: “La Enmienda Platt de Cuba no responde ahora a ninguna necesidad internacional, puesto que en el mundo no hay una potencia que pueda ni que quiera crearle dificultades a los Estados Unidos dentro de su zona de influencia; cabe, en tal virtud, abandonar la Enmienda sin peligro alguno, como instrumento que cumplió su destino y ya es inútil, mientras que la propaganda destaca el hecho, a título de expresión de una política de buena vecindad y se obtiene un Tratado de comercio ventajoso”.

Fue en ese contexto que los Estados Unidos y el gobierno cubano, negociaron en silencio y con gran celeridad el Tratado de Relaciones de 1934, firmado en Washington el 29 de mayo de ese año, por el secretario de estado Cordell Hull y el subsecretario de estado Sumner Welles, en representación del gobierno de los Estados Unidos, mientras que del lado cubano lo haría el embajador en ese país, Manuel Márquez Sterling.

La firma del tratado se produjo cuando aun en la bahía de La Habana permanecían unidades navales norteamericanas, que amenazantemente les recordaban a los cubanos que debían portarse bien para evitar futuras intervenciones.

Esta infausta presencia de navíos norteamericanos en la rada habanera se extendería todavía durante varios meses del año 1934. Roosevelt no había desembarcado marines en Cuba, pero a través de otros instrumentos había intervenido en los asuntos internos de la Isla, sacado y puesto gobiernos de acuerdo a sus intereses.

El solo hecho de reconocer o no un gobierno se había convertido en un recurso que Estados Unidos utilizaba para torcer el curso de los acontecimientos en Cuba. Esto lo tenía bien claro el nuevo gobierno de la Isla que se inauguró en enero de 1934.

Las negociaciones

Desde su arribo a la Casa Blanca, Roosevelt había expresado su interés de negociar la abrogación de la Enmienda Platt, aunque aclarando que solo iba a ser posible el día en que en Cuba existiera un gobierno reconocido por los Estados Unidos. Ese gobierno sería el de Caffery-Batista-Mendieta, al cual el gobierno estadounidense de inmediato dio su beneplácito.

Las negociaciones comenzaron cuando el 17 de abril de 1934, el subsecretario de Estado, Sumner Welles, puso en manos del embajador de Cuba una copia del Proyecto de Tratado destinado a sustituir el Tratado Permanente de 1903 como base para iniciar las conversaciones.

El documento señalaba que el Tratado de Relaciones, concluido el 22 de mayo de 1903 dejaba de tener validez, a excepción de las cláusulas contenidas en el artículo IV, en relación con la ratificación y validación de todos los actos realizados por los Estados Unidos durante la ocupación militar.

También, que no implicaba cambio alguno en la obligación de la República de Cuba a venderle o arrendarle a los Estados Unidos tierras para carboneras o estaciones navales, ni se alteraban las estipulaciones en los Convenios existentes concluidos por los dos gobiernos en cumplimiento de dicha obligación, del 16-23 de febrero de 1903 y el complementario correspondiente a ese arrendamiento del 2 de julio de 1903.

Como se ve, la propuesta inicial del gobierno de los Estados Unidos en relación con el artículo VII de la Enmienda Platt era mantenerlo sin la más ligera modificación.Pero en este caso, a diferencia de 1901, los Estados Unidos se mostraron dispuestos -al menos en un inicio- a aceptar algunas enmiendas del lado cubano a la redacción del proyecto de tratado.

De haber sido aceptada sin modificaciones la propuesta inicial presentada por Washington,hubiera implicado para Cuba la posibilidad de verse impelida a la venta o arrendamiento no solo de Guantánamo, sino de otras tierras para carboneras y bases navales, como Bahía Honda, a la que los propios Estados Unidos anteriormente habían renunciado por un tratado firmado el 27 de diciembre de 1912 con el gobierno cubano a cambio de la ampliación de los límites de Guantánamo. Tratado que después no sería ratificado por ninguna de las partes.

Márquez Sterling consideró que el borrador recibido no era sincero al propósito de cancelar la Enmienda Platt. En nota enviada a la cancillería cubana expresaría:

“Si a este convenio que negociamos incorporan los Estados Unidos como condición expresa de nuestras relaciones con ellos el deber perpetuo de consentir en nuestro territorio sus carboneras o estaciones navales, no podremos nunca blasonar de haber librado a nuestra patria de la coyunda humillante de la Enmienda Platt. No debe aceptarse que la cláusula creadora de carboneras continúe significando una condición impuesta a nuestro país en sus relaciones de buen vecino con este poderoso imperio”.

Sin embargo, el criterio de Márquez Sterling era la aceptación del status quo ilegal e injerencista de la base en Guantánamo, incluso hasta la ampliación de sus límites como estaba dispuesto en el tratado no ratificado de 1912, a cambio de una modificación del lenguaje recogido en el artículo III del proyecto de nuevo tratado de relaciones.

Es decir, que no pareciera una imposición o condición obligatoria fijada a Cuba el arrendamiento o venta de bases navales o carboneras y que esa modificación dejara claro que solo se ratificaban los acuerdos de 1903 con relación a Guantánamo, para evitar otorgar derechos a Estados Unidos sobre otros territorios de la Isla.

¿Por qué Márquez Sterling transigió tan fácil en este asunto? ¿Por qué no intentó siquiera luchar también por que se eliminara la base naval norteamericana en Guantánamo?

Es evidente que el error de Márquez Sterling estuvo en utilizar ese aspecto relacionado con la soberanía territorial cubana, como una concesión, como una carta negociadora que le garantizaría la eliminación del resto de los artículos de la Enmienda Platt, en especial el III, que le dada el derecho a intervenir a los Estados Unidos en los asuntos internos de Cuba cuando lo estimaran conveniente.

Ni Cosme de la Torriente, secretario de Estado, ni el presidente cubano, Carlos Mendieta, tuvieron ninguna contradicción fundamental con los criterios de Márquez Sterling sobre el primer borrador del tratado recibido de los Estados Unidos. Estaban dispuestos a lograr librarse del menoscabo de la soberanía política que significaba el artículo III de la Enmienda, a cambio de la aceptación del VII modificado en relación con la permanencia de la base naval norteamericana en Guantánamo.

No tenían ni la menor idea de que esa base en el futuro no solo serviría para agredir a Cuba, sino a otros países de América Latina y el Caribe, y mucho menos, que se convertiría en una prisión ilegal norteamericana donde se pondrían en práctica las más horrendas torturas, en violación flagrante del derecho internacional.

Márquez Sterling se apresuró en comentar a su secretario personal después de firmar el tratado de relaciones: “Ya puedo morir tranquilo”. Olvidaba que si bien se había dado un paso importante, la Enmienda Platt subsistía en el nuevo tratado de relaciones al ratificar la situación de facto de la ilegal base naval norteamericana en Guantánamo, también establecida a la fuerza contra la voluntad del pueblo cubano en 1901.

“Y hiere tanto los sentimientos del país la pretensión de que se arriende o venda parte del territorio nacional –había expresado Juan Gualberto Gómez el 26 de marzo de 1901-, que de todas las cláusulas de la enmienda a la Ley del Presupuesto, la que más ha desagradado a nuestro pueblo es la que se refiere a las estaciones navales. El grito de Nada de carboneras es el que ha dominado en todas las manifestaciones populares celebradas contra la enmienda referida”.

Paradójicamente a la amnesia histórica y política de Márquez Sterling, Cosme de la Torriente y Mendieta, una comisión de la Foreing Policy Association, que visitaría la Isla en 1934, con la intención de realizar una propuesta mucho más elaborada desde las ciencias sociales para el reacomodo de las relaciones de dominación de los Estados Unidos en Cuba y la preservación del sistema, recomendaría a Washington en un informe titulado Problemas de la Nueva Cuba, dar consideración a la política de renunciar a sus derechos de la base naval en Guantánamo, porque numerosos cubanos encontraban difícil de conciliar la base naval en Guantánamo con la soberanía de la república cubana. “Su existencia en suelo cubano sigue siendo una anomalía”, recalcaban.

El 30 de mayo del propio año 1934, al conocerse la noticia de la abrogación del fatídico ins¬trumento, el olfato político del pueblo cubano lo llevó -según reportó el periódico Ahora- a recibir con desgano y escepticismo la noticia, a los discursos oficialmente patrióticos (más bien patrioteros) seguidos de iluminación y música, respondió el pueblo con una ausencia casi total de las plazas públicas.

Como destaca el historiador Rolando Rodríguez: “contra lo que se esperaba casi no hubo el regocijo popular. Se publicó la noticia en los periódicos de la tarde, fuertemente des¬tacadas, en las primeras planas pero el público lo leyó con sorpresa y nada más. Los comentarios en la calle, en los parques, en los hogares, más la de los extranjeros, era de sorpresa y nada más”.

Con una visión casi fotográfica del momento escribiría el destacado escritor estadounidense Waldo Frank:

“Franklin Delano Roosevelt canceló la Enmienda Platt, pero retuvo la base naval de Guantánamo. Si se vierte substancia blanda en un molde y se endurece, puede quitársele el molde y la substancia conservará su forma. La Enmienda Platt ya no era necesaria: la dependencia de Cuba de los Estados Unidos era una realidad estructural, que sólo un golpe contra la estructura misma podía destruir”.
La invalidación jurídica del artículo III del Tratado de Relaciones de 1934

En la conferencia de Montevideo en diciembre de 1933, el profesor Herminio Portell Vilá, en representación de Cuba, expuso argumentos que aun en nuestros días tienen total validez:

“Cuba nació con un vicio congénito de intervención pero esa intervención representada en la Enmienda Platt, ha sido el sustituto de la anexión de Cuba. Y declaro, Señor Presidente, que la Enmienda Platt y el Tratado Permanente tienen vicios de coacción, porque el pueblo de Cuba no aceptó libremente el Tratado ni la Enmienda Platt, ya que mi país estaba intervenido por las bayonetas americanas. // De acuerdo con eso, la intervención comenzada en Cuba ha seguido hasta hoy, con otro carácter pero la hay. El otro día, lo dijo el doctor Giraudy aquí y lo repito: hay intervención y la coacción de ejerce sobre ese pueblo tratando de obligarlo a aceptar situaciones que son intolerables. Cuba es y será contraria a la intervención. Cuba declara que la Enmienda Platt y el Tratado Permanente tienen vicios de ilegitimidad y fueron impuestos por la coacción ejercida sobre ella en momentos de los más críticos que en un pueblo puede afrontar”.

A pesar de que Estados Unidos trató de convertir el tratado de Relaciones de 1934 en un gran hecho propagandístico de limpieza de imagen hacia Cuba y el resto de la región y el propio gobierno cubano blasonó con el hecho de que se había logrado eliminar la “coyunda humillante”, lo cierto es que la abrogación de la Enmienda Platt, además de responder más al interés del propio gobierno de los Estados Unidos, que a las gestiones del cubano, fue solo parcial.

La IV cláusula de su articulado, en relación con la validación de “los actos realizados por los Estados Unidos en Cuba durante la ocupación militar” se mantuvo con ligeras modificaciones y la VII, que daba derechos a Estados Unidos de arrendar o comprar tierras en Cuba para estaciones navales y carboneras, quedó también reelaborada al expresar en el artículo III del nuevo tratado:

“En tanto las dos partes contratantes no se pongan de acuerdo para la modificación o abrogación de las estipulaciones del Convenio firmado por el Presidente de la República de Cuba el 16 de febrero de 1903, y por el Presidente de los Estados Unidos de América el 23 del mismo mes y año, en cuanto al arrendamiento a los Estados Unidos de América de terrenos en Cuba para estaciones carboneras o navales, seguirán en vigor las estipulaciones de ese Convenio en cuanto a la Estación Naval de Guantánamo. Respecto a esta estación naval seguirá también en vigor en las mismas formas y condiciones el arrendamiento suplementario referente a estaciones navales y carboneras terminado entre los dos Gobiernos el 2 de julio de 1903.

Mientras no se abandone por parte de los Estados Unidos de América la dicha Estación Naval de Guantánamo o mientras los dos Gobiernos no acuerden una modificación de sus límites actuales, seguirá teniendo la extensión territorial que ahora ocupa, con los límites que tiene en la fecha de la firma del presente Tratado”.

Este artículo reelaborado atentaba contra la propia política del “Buen Vecino” proclamada por Roosevelt y la Convención sobre los Derechos y Deberes de los Estados, que habían firmado los Estados Unidos en Montevideo meses antes, que en su artículo once estipulaba:

“Los Estados contratantes consagran en definitiva como norma de su conducta, la obligación precisa de no reconocer las adquisiciones territoriales o de ventajas especiales que se realicen por la fuerza, ya sea que esta consiste en el uso de las armas, en representaciones diplomáticas conminatorias o en cualquier otro medio de coacción efectiva. El territorio de un Estado es inviolable y no puede ser objeto de ocupación militar ni de otras medidas de fuerza impuesta por otro Estado, directa o indirectamente, aunque sea temporal”.

Se le dio un nuevo rostro a la ilegalidad y la afrenta a la soberanía territorial que significaba la presencia de la base militar yanqui en suelo cubano. Como expresara la doctora Olga Miranda en su obra Vecinos Indeseables. La base naval de Guantánamo:

“Es máxima aceptada en derecho que derogar una ley es disponer algo contra ella y abrogar una legislación es enteramente destruirla. La Enmienda Platt no fue abrogada, pervive en el Tratado de 1934 en cuanto a la Base Naval en Guantánamo”.

Los vicios de nulidad de origen están presentes en el Tratado de 1934 en tanto arrastra –con algunas modificaciones- el artículo VII de la Enmienda Platt, que como sabemos no contó con la libertad de consentimiento de Cuba al ser aprobada en 1901 bajo la coacción del gobierno interventor de los Estados Unidos, ejercida no solo contra los constituyentes cubanos, sino hacia toda la nación. En su discurso ante la asamblea de la ONU en septiembre de 1960, el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, profirió:

“Se le impuso a nuestra patria, por el órgano legislativo de un país extranjero, se le impuso por la fuerza el derecho a intervenir y el derecho a arrendar bases o estaciones navales”.

No hubo manifestación libre y espontánea de la voluntad del pueblo cubano a la hora de aprobarse la Enmienda Platt, ni los tratados de 1903 y el de relaciones de 1934. O había Constitución con el bochornoso apéndice o de lo contrario se mantendría la ocupación norteamericana de la Isla, esa fue la condición fijada por el gobierno de los Estados Unidos en 1901.

No hubo concierto de voluntades como es propio de un tratado bilateral, ni tampoco buena fe por parte de Washington antes, durante y después de la firma de los tratados. “Un tratado viciado de nulidad de origen, como el Convenio para las estaciones carboneras y navales de 16/23 de febrero de 1903 -explica también Olga Miranda- no puede convalidarse por el simple hecho del transcurso del tiempo, sino únicamente cuando cesa la causa del vicio…”.

El tratado de relaciones de 1934 al contener artículos modificados de la Enmienda Platt no cesó la causa del vicio.

Asimismo, el tratado de arrendamiento para la Base de Guantánamo está viciado en su origen de nulidad absoluta por incapacidad radical de los gobiernos de la época para ceder un pedazo de territorio nacional disfrazando esa cesión de arrendamiento a perpetuidad, en violación del derecho constitucional de la nación.

El convenio sobre la Base de Guantánamo de 1903, al otorgar durante el período en que los Estados Unidos ocuparan las áreas arrendadas, la jurisdicción y señorío completo sobre las mismas, convertían el acuerdo en un procedimiento engañoso para burlar el principio de integridad territorial consagrado en el artículo segundo de la Constitución Cubana de 1901.

Habría que añadir que ese espurio “arrendamiento” violentó no solo el articulado de la constitución de 1901, sino también años más tarde la de 1940 y continúa hoy violentando la constitución socialista cubana, refrendada por el 97,7 % de los votantes cubanos en 1976.

La Constitución del 40 establecía: “(…) el territorio de la República de Cuba está integrado por la Isla de Cuba, la Isla de Pinos y las demás islas y cayos adyacentes que con ella estuvieron bajo la soberanía de España hasta la ratificación del Tratado de Paris del 10 de diciembre de 1898. La República de Cuba no concertará ni ratificará pactos o tratados que en forma alguna limiten o menoscaben la soberanía nacional o la integridad del territorio”.

La Constitución del 24 de febrero de 1976, en su artículo once fue aun más enfática: “La República de Cuba repudia y considera nulos los tratados, pactos o concesiones concertados en condiciones de desigualdad o que desconocen o disminuyen su soberanía y su integridad territorial. Las relaciones económicas, diplomáticas y políticas con cualquier otro estado no podrán ser jamás negociadas bajo agresión, amenaza o coerción de una potencia extranjera”.

Por otro lado, jurídicamente no existe la posibilidad de un arrendamiento que pueda ser perpetuo. El tratado de relaciones de 1934 contenía algunas trampas alevosas como la de no fijar tiempo límite del arriendo de la base naval en Guantánamo y dejar solo a una de las partes, en este caso a los Estados Unidos, la potestad de terminación del contrato.

Como hemos explicado el tratado de relaciones de 1934 contenía vicios de nulidad de origen, pero a partir del triunfo de la Revolución Cubana en 1959 y hasta nuestros días, los tratados relacionados con la base naval norteamericana en Guantánamo son aun más insostenibles jurídicamente.

Universalmente se considera que los tratados sin término contienen una condición tácita, solo se sostienen en el tiempo mientras duren las circunstancias existentes en el momento de su celebración. Es contrario a la razón y la naturaleza, que los tratados sean perpetuos. Cuba hace mucho que no es una neocolonia yanqui, de ahí que ninguno de los tratados firmados en ese período pueda ser tomado como válido ante el profundo cambio de circunstancias. Mucho menos aquellos tratados espurios que fueron establecidos bajo amenazas y presiones, desde posiciones de fuerza.

Por otro lado, según el derecho internacional la permanencia de la base naval de Guantánamo contra la voluntad del pueblo cubano en quebranto de la integridad territorial de la isla, califica como un acto de colonialismo. Así lo recoge la resolución No.1514, conocida como “Declaración contra el colonialismo”, aprobada en la asamblea general de naciones unidas el 14 de diciembre de 1960. Ese enclave colonial ha obstaculizado el ejercicio pleno de Cuba de su soberanía y usado como punto de agresión contra nuestra Isla durante varias administraciones estadounidenses. Otros tratados internacionales han sido violados.

En la conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho de Tratados, celebrada en Viena, en 1969, se aprobó el 20 de mayo, la Declaración sobre la Coacción Militar, Política o Económica en la Celebración de Tratados, texto que forma parte de su Acta Final, en la cual se condena: “(…) solemnemente el recurso a la amenaza o al uso de la presión en todas sus formas, ya sea militar, política o económica, por un Estado, con el fin de coaccionar a otro Estado para que realice un acto relativo a la celebración de un tratado en violación de los principios de igualdad soberana de los Estados y de la libertad de consentimiento”.

Al propio tiempo, la mencionada Declaración de Viena deploró:

“(…) El hecho de que en el pasado los Estados se hayan visto alguna veces forzados a celebrar tratados ante las presiones ejercidas en diversas formas por otros Estados”.

En caso de una negociación bilateral sobre la base naval de Guantánamo los Estados Unidos tomarían como base el tratado de relaciones de 1934, pero como ya hemos explicado eso es un error, en tanto ese tratado arrastró los vicios de nulidad del Convenio de 1903 que se sustentaba en la cláusula VII de la Enmienda Platt.

En 1962, el destacado jurista cubano Fernando Álvarez Tabío, en un ensayo publicado en la revista Cuba Socialista, donde se fundamenta ampliamente la ilegalidad de la base naval norteamericana en Guantánamo, concluyó:

“El contrato de arrendamiento a perpetuidad de los terrenos y mar territorial que integraban la Base de Caimanera carece de existencia legal y validez jurídica, está viciado en sus elementos esenciales: a) incapacidad radical del gobierno de Cuba para ceder a perpetuidad un pedazo del territorio nacional; b) por la misma razón el objeto y la causa son ilícitos; c) el consentimiento fue arrancado mediante violencia moral irresistible e injusta. (…) Un tratado inconstitucional y nulo de eficacia jurídica, no confiere derechos, no impone obligaciones, no proporciona protección, carece de impositividad inexorable; es desde el punto de vista legal, tan inoperante como si nunca se hubiese sancionado (…)”.
Breve Epílogo

Desde 1959 la devolución del territorio que hoy ocupa la Base Naval norteamericana en Guantánamo ha estado en la agenda de Cuba ante un posible proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.

Cuba ha guardado los cheques de pago por el “arriendo” de la base desde 1960. Se guardan, como ha dicho el General de Ejército Raúl Castro, para exhibirlos el día que devuelta la tierra ocupada, se haga un museo de lo que fue y significó esa oprobiosa base naval yanqui. Esta actitud de Cuba es también una manera de ratificar su rechazo a la existencia de la base naval norteamericana en nuestro territorio.

Durante la crisis de octubre de 1962 la devolución de la base fue uno de los cinco puntos planteados por Cuba. Quizás, si la dirección soviética en ese momento, en lugar del retiro de los cohetes nucleares estadounidenses en Turquía e Italia, que nada tenía que ver con la soberanía de Cuba, hubiese exigido a la administración Kennedy la devolución del territorio ilegalmente ocupado en Guantánamo, no existiera hoy esa base ignominiosa.

No obstante, Cuba siempre ha apostado por una solución pacífica y negociada del tema y jamás ha convertido este punto tan sensible para los cubanos en un obstáculo para el avance de un proceso de negociaciones con los Estados Unidos. Lo que sí queda claro es que para Cuba, es imposible pensar en una normalización de las relaciones mientras exista la base, como una especie de puñal clavado en nuestras espaldas, en menoscabo de nuestra soberanía territorial. No solo debe cerrarse el centro ilegal y arbitrario de detención establecido por la administración Bush, donde se han cometido las más atroces torturas y violado sistemáticamente los derechos humanos, sino definitivamente devolver ese territorio a quienes pertenece: los cubanos y cubanas.

Un récord de 4.279 personas renunciaron a la ciudadanía estadounidense en 2015

Un récord de 4.279 personas renunciaron a la ciudadanía estadounidense en 2015, escribió el diario nacional The Washington Times citando los datos del Departamento del Tesoro.

"El año pasado (2015) fue el tercer año consecutivo cuando las renuncias aumentaron a niveles récord", señaló el rotativo.

Precisó que el índice subió 1.000 personas más en 2015, en comparación con el año anterior.

Según indican los expertos, una de las razones principales de las renuncias es una dura política fiscal que lleva EEUU; los estadounidenses deben pagar impuestos incluso si viven en el extranjero.

"Cada vez más americanos creen que tener un pasaporte de EEUU de residencia permanente no vale dificultades y gastos que presupone el cumplimiento de las leyes fiscales", cree Andrew Mitchel, abogado internacional de la empresa Centerbook Conn.

El hecho también se relaciona con el endurecimiento de la campaña del Gobierno estadounidense contra activos 'offshore' no declarados.

Desde 2009, las instituciones fiscales de EEUU lograron recaudar más de 13.500 millones de dólares de individuos o empresas por las cuentas de este tipo, recuerda el periódico.



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...