"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

domingo, 26 de junio de 2016

La imagen del día: Shaquille O’Neal está en Cuba

En este artículo: Baloncesto, Cuba, Deportes, NBA, Shaquille O'Neal
26 junio 2016 


Aquí durante una clínica con jugadores de baloncesto en Cuba. Foto: EFE.

Por Benjamín Morales Meléndez

Shaquille O’Neal bajó del bus que lo llevó a las canchas de 23 y B, un punto que es conocido en la capital cubana como cuna del baloncesto callejero, y de inmediato su enorme tamaño causó conmoción: “¡Asere, ese tipo es grande!”, gritó un moreno sorprendido por el imponente exjugador de la NBA.

Al final de la jornada, sin embargo, cuando Shaquille ya se marchaba, los cubanos no se sentían cautivados por su estatura y corpulencia (7’1” y 350 libras), más bien se vieron conquistados por el carisma y el don de gente de esta gloria del baloncesto, quien enamoró a niños y adultos con su sonrisa y carácter bromista.

“Yo le quiero dar las gracias a Shaquille O’Neal por venir a Cuba. Es un favor que nos hace, porque aprendemos de él y no todo el mundo está dispuesto a hacer esto. Gracias Shaquille por ayudar a Cuba”, dijo a El Nuevo Día el joven Jordan David, de 15 años y quien, como O’Neal, juega como centro y estuvo presente en la clínica que el 15 veces todos estrellas dio el domingo.

O’Neal llegó a Cuba el sábado como embajador deportivo del gobierno estadounidense y por dos días dará clínicas deportivas en diversos puntos de La Habana. También se reunirá con personalidades del deporte y el baloncesto de Cuba, además de entrenadores y maestros de baloncesto. No es la primera figura de la NBA que viene a La Habana, antes lo hicieron Steve Nash y Dikembe Mutombo. Él, sin embargo, ha causado más conmoción, porque dispara una que otra frase en español, con su característica voz profunda, lo cual encantó a los cubanos.

“Este es tremendo tipo, humilde y tranquilo, parece cubano”, dijo riendo Roberto Pereira, un vecino del céntrico barrio habanero de Vedado, donde se dio la primera de la serie de clínicas.

“Shaq” se gozó la tanda. Hizo bromas, dio tapones, lanzó terriblemente célebres tiros libres, persiguió niños por la cancha, actuó com árbitro malvado, se tomó mil fotos y “selfies”, y, sobre todo, enseñó algo de baloncesto a un país que fue cimero en ese deporte y hoy pasa una crisis.

“Tener este tipo de jugador aquí es muy importante para el desarrollo del deporte. Él es el mejor pívot de la historia en el baloncesto y agradecemos que venga a Cuba. Sé que este tipo de visitas no expone a otras visiones que hacen falta que el baloncesto cubano pueda volver a la gloria que tenía”, dijo la ex integrante del Equipo Nacional de Baloncesto Femenino de Cuba, Judith Hernández.

Shaquille está encantado con su visita, pues ha sentido el cariño de la gente en la calle y espera poder aportar a que el baloncesto renazca en Cuba.

“La gente sabe quién soy aquí. Me ven en la calle y me dicen: ‘eh, tú jugabas con el Miami Heat, con Wade’. Es gratificante estar en este país que tiene tanta historia en el deporte”, dijo O’Neal. “Estar aquí como embajador del deporte es una oportunidad única y doy las gracias al pueblo cubano por recibirme y permitirme compartir algo de mis conocimientos del baloncesto con ellos”, agregó.

“Espero que estas clínicas ayuden a formar jugadores y mejorar el baloncesto en Cuba. Me encantaría ver que uno de estos niños o jóvenes que tenemos aquí algún día llegue a jugar en la NBA”, expresó.


Shaquille O’Neal está en Cuba. Foto:Twitter


Shaquille O’Neal está en Cuba. Foto: Twitter

(Tomado de El Nuevo Día)

Primeros sondeos: El PP ganaría las elecciones generales, Podemos y PSOE, al borde de la mayoría

Publicado: 26 jun 2016 18:01 GMT | Última actualización: 26 jun 2016 19:00 GMT

Las autoridades españolas han anunciado que la asistencia a los colegios electorales ha sido menor que la que se registró en diciembre pasado.

Juan MedinaReuters
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Según los primeros sondeos a pie de urna, el PP ganaría las elecciones generales en España, pero sin mayoría absoluta, mientras que Unidos Podemos y PSOE se acercan a la mayoría absoluta, informa el diario 'El Mundo'.

Los resultados del sondeo, realizado por Sigma 2, revelan que el Partido Popular ganaría las elecciones generales con un 28,4% de los votos y obtendría entre 117 y 121 escaños. En segundo lugar, aparece Unidos Podemos con un 25,6% de los votos y entre 91 y 95 escaños. Mientras que el PSOE sería la tercera fuerza más votada con un 22% de los votos, sumando entre 81 y 85 escaños. Por último, en cuarto lugar, aparece Ciudadanos con un 11,79% de los votos y sumaría entre 26 y 30 escaños.

Por su parte el sondeo publicado por la Cadena Cope y el diario 'ABC' elaborado por GAD3 también daría ganador al PP, que alcanzarían entre 121-124 escaños con un 30,4% de los votos. La segunda fuerza sería también Unidos Podemos con el 24,8% de los votos y 87-89 escaños. Tercero el PSOE con el 21,8% de los votos y 84-86 escaños. Ciudadanos, cuarta fuerza, obtendría entre 29 y 32 escaños.

En los comicios generales del pasado mes de diciembre, el Partido Popular también ganó las elecciones, en esa ocasión obtuvo un 28,72% de los votos y obteniendo 123 escaños. El segundo partido más votado fue el PSOE, con un 22,01% de los votos y 90 escaños. Mientras que tercero fue Podemos, que logró 69 escaños con un 20,66% de los sufragios. Cuarto quedó Ciudadanos, con el 13,93% de los votos, llegando alcanzar 40 escaños.

Caída en la participación

En cuanto a la participación, esta jornada electoral ha sufrido un desplome importante respecto a las elecciones de diciembre de 2015. Con el 99,98% de las mesas escrutadas, el Ministerio del Interior ha anunciado que la asistencia ha sido del 51,21%, frente al 58,22% de hace seis meses, señala 'El Mundo'.

Un total de 36.518.100 españoles fueron llamados este domingo a las urnas para elegir a sus representantes en las Cortes Generales, 350 diputados y 208 senadores, que serán los encargados de designar al próximo presidente del Gobierno. 

Es la primera vez en la historia democrática de España que se han repetido unas elecciones generales. En los pasados comicios, celebrados el 20 de diciembre, ningún partido consiguió la mayoría necesaria para gobernar en solitario.

Lo que los medios no dicen sobre las causas del Brexit

Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 25 de junio de 2016.

Este artículo hace una crítica de la cobertura por parte de los mayores medios de información de la salida de el Reino Unido de la Unión Europea, atribuyendo esta salida al racismo de la clase trabajadora de aquel país. El artículo cuestiona esta interpretación, mostrando que la mayoría de las clases trabajadoras de los países miembros de la Unión Europea rechazan la Unión Europea actual por las políticas neoliberales que se están imponiendo por el establishment político que gobierna tal Unión.

No hay pleno conocimiento y conciencia en las estructuras de poder político y mediático (que en terminología anglosajona se llama el establishment político-mediático) que gobiernan las instituciones de la Unión Europea, así como las que gobiernan en la mayoría de países que constituyen tal Unión, de lo que ha estado ocurriendo en la UE y las consecuencias que las políticas propuestas e impuestas por tales establishments han estado teniendo en las clases populares de los países miembros. Durante estos años, después del establecimiento de la Unión, se ha ido germinando un descontento entre estas clases populares (es decir, entre las clases trabajadoras y las clases medias de renta media y baja) que aparece constantemente y que amenaza la viabilidad de la UE.

El rechazo de las clases populares a la UE

Indicadores de tal descontento han aparecido ya en muchas ocasiones. Una de las primeras fue el resultado del referéndum que se realizó en varios países de la UE que, por mandato constitucional, tenían que hacer para poder aprobar la Constitución europea. En todos los países donde se realizó el referéndum, la clase trabajadora votó en contra. Los datos son claros y contundentes. En Francia, votaron en contra el 79% de trabajadores manuales, el 67% de los trabajadores en servicios y el 98% de los trabajadores sindicalizados; en Holanda, el 68% de los trabajadores; y en Luxemburgo, el 69%. Incluso en los países en los que no hubo referéndum, las encuestas señalaban que, por ejemplo en Alemania, el 68% de los trabajadores manuales y el 57% de los trabajadores en servicios hubieran votado en contra. Unos porcentajes parecidos se dieron también en Suecia, donde el 74% de los trabajadores manuales y el 54% de los trabajadores en servicios también hubieran votado en contra. Y lo mismo ocurrió en Dinamarca, donde el 72% de los trabajadores manuales hubieran también votado en contra.

El rechazo a la UE por parte de la clase trabajadora ha ido aumentando

Otro dato que muestra tal rechazo fue el surgimiento de partidos que explícitamente rechazaron la Unión Europea, partidos cuya base electoral fue precisamente la clase obrera y otros segmentos de las clases populares que antes, históricamente, habían votado a partidos de izquierdas, siendo el caso más conocido (pero no el único) el del partido liderado por Le Pen y que, según las encuestas, podría ganar las próximas elecciones en Francia. En realidad, la identificación de los partidos de izquierda tradicionales con la Unión Europea (y con las políticas neoliberales promovidas por el establishment de tal Unión) ha sido una de las mayores causas del enorme bajón electoral de estos partidos en la UE (y, muy en particular, entre las bases electorales que les habían sido más fieles, es decir, entre las clases trabajadoras). Para que baste un ejemplo, en Francia, si la mitad de los votos (predominantemente de la clase trabajadora) que habían apoyado al partido de Le Pen hubieran sido para la candidata socialista Ségolène Royal, ésta hubiera sido elegida Presidenta de Francia. En paralelo con la pérdida de apoyo electoral, los partidos socialdemócratas en la UE perdieron también gran número de sus militantes. El caso más dramático fue el del Partido socialdemócrata alemán que, junto con la pérdida de apoyo electoral, perdió casi la mitad de sus militantes, de 400.000 en 1997 a 280.000 miembros en 2008.

La evidencia es pues abrumadora que la identificación de tales partidos de izquierda (la mayoría de los cuales han sido partidos gobernantes socialdemócratas que han jugado un papel clave en el desarrollo de las políticas públicas promovidas por la UE) con la Unión ha sido una de las principales causas de su enorme deterioro electoral y de la pérdida de su militancia.

El rechazo a la UE ha ido aumentando más y más entre las clases populares, a la vez que ha ido aumentado el apoyo entre las clases más pudientes

Por desgracia, las encuestas creíbles y fiables sobre la UE (que son la minoría, pues la gran mayoría están realizadas o financiadas por organismos de la UE o financiadas por instituciones próximas) no recogen los datos de la opinión popular sobre la UE según la clase social. Sí que los recogen por país, y lo que aparece claramente en estas encuestas es que la popularidad de la UE está bajando en picado. Según la encuesta de la Pew Research Center, las personas que tienen una visión favorable de la UE ha bajado en la gran mayoría de los 10 mayores países de la UE (excepto en Polonia). Este descenso, desde 2004 a 2016, ha sido menor en Alemania (de un 58% a un 50%) pero mayor en Francia (de un 78% a un 38%), en España (de un 80% a un 47%). Grecia es el país que tiene un porcentaje menor de opiniones favorables a la UE (un 27%).

Ahora bien, aunque raramente se recoge información por clase social, sí que se ha recogido el distinto grado de popularidad que la UE tiene según el nivel de renta familiar. Y, allí, los datos muestran que hay un gradiente, de manera que a mayor renda familiar, mayor es el apoyo a la UE. Es razonable, pues, suponer que la parte de la población que tiene una visión más desfavorable de la UE es la clase trabajadora y otros componentes de las clases populares.

Y lo que también aparece claro en varias encuestas es que una de las mayores causas de tal rechazo es la percepción que las clases populares tienen del impacto negativo que tiene, sobre su bienestar, la aplicación de las políticas propuestas por el establishment político-mediático de la UE. Esta percepción es mucho más negativa entre las clases populares (clase trabajadora y clases medias, de renda media y baja) que no entre las clases más pudientes. En realidad, el rechazo, siempre especialmente agudo entre las clases populares, es claramente mayoritario entre la gran mayoría de la población. Ahí vemos que, según la encuesta Pew, el 92% de la población en Grecia desaprueba la manera como la UE ha gestionado la crisis existente en Europa; tal porcentaje es de 68% en Italia, el 66% en Francia y el 65% en España, países donde precisamente el descenso del porcentaje de población con la opinión favorable de la UE ha sido mayor.

Este rechazo a la UE existe también entre la clase trabajadora del Reino Unido

Es en este contexto descrito en la sección anterior, que debe entenderse el rechazo de las clases populares del Reino Unido, rechazo que ha ido claramente acentuándose en los barrios obreros de aquel país, y muy en especial en Inglaterra y el País de Gales. El voto de rechazo a la permanencia en la UE procede en su mayoría de las clases populares. Y ha sido un voto no solo anti-UE pero también (y sobre todo) un voto anti-establishment británico y, muy en particular, anti-establishment inglés, siendo este último el centro del establishment británico, pues concentra los mayores centros financieros y económicos del país. El establishment británico y el establishment de la UE habían movilizado todo tipo de presiones (por tierra, mar y aire) a fin de que el referéndum fuera favorable a la pertenencia. De esta manera, es un claro signo de afirmación y poder que las clases populares se opusieran y ganaran al establishment. Por otra parte, los datos mostraban que lo que ha ocurrido, iba a ocurrir. La popularidad de la UE en el Reino Unido pasó de ser un 54% (ya uno de los más bajos de la UE) en 2004 a un 44% en 2016 (según Pew). En realidad, el Reino Unido es el país donde el porcentaje de población opuesta a dar mayor poder a la UE es mayor (65%) después de Grecia (68%) Y, según otras encuestas, el sector menos entusiasta con la UE eran las clases populares, que gradualmente han ido transfiriendo su apoyo electoral del Partido Laborista al partido UKIP (el partido anti EU).

La supuesta excepcionalidad de España

Es un dicho común en los mayores medios de comunicación que España es uno de los países más pro-EU, lo cual es cierto, pero solo en parte (lo mismo era cierto con Grecia). Es lógico que Europa, percibida durante muchos años como el continente punto de referencia para las fuerzas democráticas, por su condición democrática y su sensibilidad social, se convirtiera en el “modelo” a seguir por países como España, Portugal y Grecia, que sufrieron durante muchos años dictaduras de la ultraderecha, seriamente represivas y con escasísima conciencia social. Para los que luchamos contra la dictadura, Europa Occidental era un sueño a alcanzar.

Pero, debido al control o excesiva influencia del pensamiento neoliberal en el establishment político mediático de la UE (muy próximo al capital financiero y al capital exportador alemán, que ha estado configurando las políticas públicas neoliberales que los establishment político-mediáticos de cada país de la UE han hecho suyas), este sueño se ha convertido en una pesadilla para las clases populares, particularmente dañadas por tales políticas neoliberales. Las reformas laborales que han dañado el estándar de vida de estas clases y los recortes de gasto público, con el debilitamiento de la protección social y del estado del bienestar, así como la desregulación en la movilidad del capital y del trabajo, han sido un ataque frontal a la democracia y al bienestar de las clases trabajadoras, realidad muy bien documentada (ver mi libro Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante, Anagrama, 2015). La pérdida de soberanía nacional que conlleva la UE ha significado la pérdida de soberanía popular, causa del deterioro de su bienestar. La evidencia de que ello es así es contundente, clara y convincente. Es más que obvio que esta Europa no es la Europa de los pueblos, sino la Europa de las empresas financieras y de los grandes conglomerados económicos.

¡No es chauvinismo lo que causa el rechazo a la UE!

Ante esta situación, el establishment político-mediático europeo quiere presentar este rechazo como consecuencia de un retraso cultural de las clases populares, todavía estancadas en un nacionalismo retrógrado, que incluye un chauvinismo anti-inmigrante que merece ser denunciado. John Carlin, en el El País, 24.06.16, define este rechazo (Brexit) como resultado “de la mezquindad, ignorancia, carácter retrógrado, xenofobia y tribal” de los que votaron en contra de la permanencia. Y así se está interpretando, por parte de la mayoría de los medios de comunicación europeos, el voto de rechazo a la UE por parte de las clases populares británicas. Este mensaje intenta ocultar las causas reales de tal rechazo, causas que he descrito en este artículo. Olvidan que, si bien todos los xenófobos votaron a favor de la salida del Reino Unido de la UE, no todos los que así votaron eran xenófobos.

En esta manipulación están participando poderes de la socialdemocracia europea que no han entendido todavía lo que está ocurriendo entre lo que solían ser sus bases. No quieren entender que el rechazo que está ocurriendo es hacia esta Europa que la socialdemocracia ha contribuido a crear, una Europa que carece de vocación democrática y sensibilidad social. El maridaje de los aparatos dirigentes de las socialdemocracias con los intereses financieros y económicos dominantes en la UE (y en cada país miembro) ha sido la causa de su gran declive, que todavía no entienden porque no quieren entenderlo. Lo que pasa en Francia, dónde hay un gobierno socialdemócrata que está intentando destruir a los sindicatos (como la señora Thatcher hizo en el Reino Unido), o en España, dónde el PSOE fue el que inició las políticas de austeridad, son indicadores de esta falta de comprensión de lo que está ocurriendo en la UE, y que es el fracaso de las izquierdas para atender a las necesidades de las clases populares. De ahí la transferencia de lealtades que están ocurriendo, en lo que refiere a los partidos.

Es lógico y predecible que las políticas neoliberales y los partidos que las aplican sean rechazados por las clases populares, pues son éstas las que sufren más cada una de estas políticas, incluyendo la desregulación de la movilidad de capitales y del trabajo. Regiones enteras en el Reino Unido han sido devastadas, siendo sus industrias trasladadas al este de Europa, creando un gran desempleo en las regiones. Y la desregulación del mundo del trabajo, acompañada de la dilución, cuando no destrucción, de la protección social, ha creado una gran inestabilidad y falta de seguridad laboral. En realidad, fueron las políticas del gobierno Blair y del gobierno Brown (1997-2010) las que sentaron las bases para este rechazo generalizado hacia la UE. Tales gobiernos de la Tercera Vía facilitaron la llegada de inmigrantes a los que los empresarios contrataron con salarios más bajos. Y así se inició el desapego con la Unión Europea (ver “Don’t blame Corbyn if Brexit wins”, Denis McShane).

En España, frente al descrédito del partido socialdemócrata (PSOE) debido, entre otras razones a su participación en la construcción de esta Europa, han aparecido una serie de fuerzas políticas, tanto en la periferia como en el centro (Unidos Podemos y confluencias), que están canalizando este desencanto popular acentuando, con razón, que esta no es tampoco nuestra Europa, y que se requieren cambios profundos para recuperar la Europa democrática y social a la que aspiramos y que debe construirse. Así de claro.
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